Por muchos cambios que se produzcan en el oficio de traductor, la traducción jurídica seguirá siendo una actividad altamente demandada. Los clientes seguirán necesitando traducir sus actas de nacimiento y sus certificados de antecedentes penales, y seguirá siendo esencial la figura de un traductor (jurado o no) que certifique la traducción a título personal, más aún en un mundo interconectado donde las personas, los bienes y las mercancías cruzan fronteras con cada vez mayor agilidad—y todo esto requiere documentación.
Pero esta especialidad tan necesaria requiere, además de extensos conocimientos lingüísticos, gran precisión y conocimiento profundo de los sistemas legales implicados, lo que puede llegar a suponer un gran reto para el traductor. Las traducciones legales abarcan una amplia variedad de documentos, como contratos, testamentos o formularios, donde las convenciones y la terminología específica pueden variar de forma abrumadora. La traducción jurada, que en España realizan traductores oficiales acreditados, garantiza la fidelidad y validez legal de los textos traducidos, y por ello el traductor profesional debe aplicar lo más altos estándares.
Para ello presentamos los siguientes recursos para traductores jurídicos.
Recursos multilingües:
Quizás el recurso más útil y recomendado para la traducción especializada en general sea IATE (Terminología Interactiva para Europa), la base de datos terminológica de la Unión Europea. Ya hablamos de esta base de datos en un artículo anterior, pero merece la pena volver a mencionarla en el contexto específico de la traducción jurídica, ya que resulta especialmente útil para traducir todo aquello relacionado con la Unión Europea y sus instituciones.
Dentro de este género de traducción, también se recomienda acudir a EUR-Lex, una base de datos de legislación europea gestionada por la Oficina de Publicaciones de la Unión Europea y que contiene miles de textos paralelos en las lenguas oficiales de la UE, lo que permite comparar términos en su contexto.
Finalmente, siempre se puede acudir a los compañeros de profesión consultando la base de datos terminológica de Proz, de la que ya hemos hablado. Este recurso tiene como ventaja el permitir una consulta activa con otros profesionales de la traducción, pero también debemos recordar que cuenta con la desventaja ser un foro abierto sin garantías de exactitud. Por tanto, debe usarse con precaución.
Recursos monolingües:
Aquí se incluyen varios recursos de terminología jurídica mexicana, ya que son bastante útiles no solo para traducciones dentro de este país, sino también en EE. UU., donde esta variedad del español es especialmente dominante. Se recomienda especialmente no confiarse al traducir documentos a una lengua meta que no sea la variedad geográfica propia, ya que puede haber diferencias lingüísticas y terminológicas que nos sorprendan.
El Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales mexicano ofrece un glosario accesible a la vez que fiable de términos institucionales, mientras que en la Biblioteca Jurídica Virtual de la UNAM pueden encontrarse una amplia variedad de recursos, desde diccionarios hasta monográficos.
Para español tenemos también el Diccionario panhispánico del español jurídico, que cuenta con la ventaja de ofrecer una perspectiva global, sin limitarse a un solo país o variedad geográfica lingüística. Las entradas indican la variedad a la que se aplica el término y ofrecen un enlace al contexto, lo que ayuda a asegurar la exactitud de la labor terminológica.
En cuanto a recursos en inglés, también es importante adaptarse al sistema legal en el que se enmarque nuestra traducción. Por ello, hoy presentamos dos recursos adaptados a los sistemas legales del Reino Unido y Estados Unidos, respectivamente. La Law Society of England and Wales (oficialmente The Law Society) es la asociación profesional que engloba a los abogados de Inglaterra y Gales y ofrece al público un glosario que, aun sin ser muy extenso, puede considerarse fiable. Esta misma descripción puede aplicarse al glosario oficial de los Tribunales de EE. UU., que resultará útil para aquellos que trabajen con clientes de este país.
Por último, queremos incluir un par de diccionarios jurídicos monolingües en alemán y en francés. Rechtswörterbuch cuenta con más de 1000 términos y definiciones y una lista de cientos de abreviaturas. Está organizado en forma de tesauro mostrando conexiones entre los términos. En francés, tenemos el Dictionnaire juridique de Serge Braudo, creado por dicho letrado y profesor de derecho. El diccionario es extenso e incluye abreviaturas, así como una relación de tribunales franceses.
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